


Blood cameo necklace / Agatha cameo necklace / Dark prayer rosary necklace
En más de una ocasión he hablado sobre cómo el lolita y las lolitas hemos cambiado (la más exhaustiva aquí) y de que es un proceso evolutivo común. La semana pasada sostenía una conversación por facebook sobre éste mismo tema que me ha hecho replanteármelo desde un nuevo punto de vista.
Ésta conversación partía de cómo el ideal estético del lolita ha cambiado, bien, como digo arriba y en el enlace no somos ni el mismo país ni la misma época, somos personas que hemos convivido con el lolita durante, para much@s, décadas y es una situación totalmente comprensible sobre la que, a priori no merece la pena lamentarse (es tan sencillo como alejarse de lo que no nos gusta y mantener lo que sí, por ejemplo); y digo a priori porque ahora me planteo si no será que éstos cambios se han expandido más profundamente de lo que tod@s pensamos, si no habrán tocado la raíz más íntima del lolita y lo están trastocando, o en todo caso si estamos contemplando con los mismos ojos algo que dista de la idea original y que debe ser definido de nuevo.
Como he dicho, la conversación partía de cómo el ideal estético del lolita ha cambiado, hemos pasado del candor rococó aderezado con un punto de romanticismo a, como decía la persona que iniciaba, querer parecer “señoras” o como mínimo representar un lolita mucho más engrandecido o solemne; éste es el primer cambio producido por el lolita occidental: La necesidad de justificarse.
Recuerdo cuando hace…ni me acuerdo de cuantos años, pero llevaba poco en el mundillo y encontré un documental por vimeo o alguna otra plataforma de vídeo alternativa, y me acuerdo casi avergonzada la “bronca” que le metí a las personas que subtitulaban el vídeo (era un reportaje japo) porque salían lolitas diciendo que lo usaban porque era lindo o porque sí y en mi cabeza no cabía aquello, es un ejemplo de la diferencia de mentalidad que influencia el lolita más allá de lo que nos damos cuenta. No es una cuestión de occidente vs oriente es que por ésta necesidad (estúpida) de justificación hemos cambiado tendencias enteras en el lolita. Hemos pasado de lo que comentaba ésta persona a el decololi y el sweet OTT sólo porque “Oye, que no somos góticos” y de ahí pasamos al Classic OTT porque “Es que las lolitas no somos infantiles”.
Como si aquellos que nos miran con malos ojos no fueran a buscar cualquier excusa para criticarnos. Como si se merecieran que les diésemos una justificación de vestir nuestro cuerpo como nos da la gana, como si tuviésemos que darla si quiera.
Día tras día, entrevista tras entrevista, las lolitas nos esforzamos, es casi un requisito indispensable, que demostremos que somos personas como cualquier otra porque claro, nos salimos de la norma pero somos normales; antes que lolitas somos personas fué el leitmotiv de toda una generación lolita que también se ha ido expandiendo hacia el corazón de la subcultura, su significado último. Recuerdo cómo se criticó ésto diciendo que era “sabido más que de sobra”, o en palabras de Candy:
[…]amparado en un fundamento que viene a decir algo así como que “ el Lolita no supone vivir en un mundo edulcorado y que las lolitas son seres reales” y bajo este precepto, una lolita que lleve en esto algo de tiempo es que vamos, sale corriendo, es como si le dices a un motorista que le vas a dar sentido a sus días diciéndole que una moto lo es porque tiene dos ruedas, la cosa ya es que parece un mal chiste, por más que algunos os aplaudan la gracia.[…]
Ésto que todas consideramos tan de lógica una de dos: o no lo entendemos tan bien como deberíamos o se nos olvida a ratos, porque otra de las cosas que ha cambiado íntimamente al lolita ha sido la convivencia forzada, decimos que “somos personas antes que lolitas” pero luego nos creemos que por ser lolitas somos mejores que el resto de personas (y cámbiese la palabra lolita por cualquier otra cosa alternativa o fuera de lo normal) cuando la realidad es que sí, somos personas y como tal aprovechados, oportunistas o quien sólo quiere malmeter también hay aquí. Que se quiera estar en comunidad o conocer nuevas personas es maravilloso, pero que por huevos tengas que estar ahí porque si no pierdes tu derecho a todo con el lolita es un cambio muy drástico en su corazón, que nació casi podríamos decir por egoismo, y ante el cuál todos deberemos posicionarnos.
Ahora, y debido tanto a ésta convivencia forzada como a el concepto de la vida moderna nuestros modelos han cambiado; De ésto debo decir que no son culpables las lolitas occidentales si no el ritmo del capitalismo y ésto es algo mundial. De los tiempos de: “Sí, somos personas no cambiamos por entrar al lolita, pero eso no significa que no seamos soñadoras o con un cierto toque de magia e ilusión, y por tanto vamos a querer saber cocinarnos algo rico y bonito que nos acompañe en un día señalado, o bordar algo especial en una prenda especial, o símplemente reflexionar sobre ésto que nos hace felices” pasamos a los tiempos del quiero más y más y más.
La figura del filósofo ha muerto, ha muerto el historiador, el detective que indaga en los cimientos de la subcultura. Hoy queremos ídolos hechos a nuestra medida: Que suban al menos una foto al día para que no nos olvidemos de ellos, que sean bonitos de ver y que su ropa esté como mínimo bien combinada y sea excepcional (el burando aún importa pero parece que si el conjunto es increíble no prima tanto la procedencia), que sean amigos de todos y tengan siempre una sonrisa guardada. Importa más el carisma que el trabajo y aún así somos tan hipócritas que les exigimos un mínimo de reivindicación social sólo para no sentirnos mal de adorar a una persona superficial. Pero sólo un poco, no queremos parrafadas de lucha todos los días, que al fin y al cabo lo que importa es ser bonito. Es la idea de que el lolita es sólo una moda elevada a decidir por todas las demás personas que lo integramos quién nos va a “representar”.
Hoy tenemos un lolita de eventos, un lolita en el que importa quién hace el mejor evento y quién lleva el mejor conjunto y en el que parece que fuera de ésos lugares no se puede. El lolita es un rechazo social tácito aunque no violento y sin embargo ahora te dice que no puedes ponerte esto fuera de una quedada, o es lo que nos hemos hecho creer a nosotr@s mism@s. Tal como me pasó a mí pienso que nos hemos acomodado a la comunidad, a hacer cosas acompañados de un grupo que nos respalde.
Hoy las comunidades deben redefinir su papel para el futuro Si quieren seguir con el modelo de “clubs” o “asociación” en el que tengan un número de afiliados que comparten sólo éste interés común, y por ello su único propósito sea captar nuevos miembros y dar buenos eventos o por el contrario si quieren manetener el ideal antiguo, y ser grupos de amigos que puedan compartir experiencia, vivencias, consejos y otros: Si somos grupos de amigos cuando alguien no esté a gusto o no se esté a gusto con alguien se seguirá sin ésa persona, pero si nos orientamos al modelo de clubes ésta relación será similar a la de un compañero de trabajo, de quien se prescinde si no realiza sus tareas;ser ambas cosas es insostenible, ya que cuando una relación amistosa se malogra está la obligación de mantener la otra, la profesional, y viceversa.
El lolita es diverso y la diversidad es belleza, pero al igual que en los tiempos de la “guía de la lolita” publicada por la Bible, hoy hay muchos que nos sentimos disconformes con el rumbo que se ha tomado. Como bien se suele decir “ni tanto ni tan calvo”, por favor. Debemos reflexionar, todos hacemos el lolita y es tarea de todos redefinir qué queremos que sea para la siguiente generación; pensar en cómo queremos y hasta que punto dejar que sean las empresas quienes decidan qué es por nosotros, hasta cuando vamos a permitir que la globalización y el capitalismo se lo coman todo para vomitarlo como producto marketizado listo para consumir sin remordimientos.Tenemos que saber quiénes queremos ser, porque si no lo sabemos seguirán manipulándonos como quieran
Antes de conocer el lolita yo me movía por el mundo gótico y en aquellos tiempos, en los que el lolita comenzaba a llegar por éstos lares, recuerdo que las chicas góticas empezamos a sentirnos atraídas hacia una imagen contrapuesta de bizarro y elegante, de sexy e inocencia. Probablemente ésto estuvo influenciado por la llegada del lolita (el japonés) pero el rollo que se llevaba en los mundos góticos tenía más que ver con la lolita de Nabokov en el sentido de la femme fatale, de la chica a la que te sientes atraído irremediablemente.
Las lolitas automáticamente vemos a la persona de la derecha y gritamos “¡ITA!” pero lo que no tenemos en cuenta es que efectivamente éso NO es lolita si no la visión a la que llegaron de ello desde el mundo gótico. Mientras que el Gothic Lolita le añade la inspiración oscura del romanticismo al lolita (con su modestia, inocencia, blah blah) lo que yo he llamado “Lolita goth” es lo mismo pero a la inversa, es añadirle al gótico ése punto inocente o jugetón.
Tenemos que tener muy presente que el gótico YA tiene la herencia del romanticismo, aunque ésta influencia histórica no sea tan marcada como en el lolita; y que estamos hablando de la época de personajes tan famosos como Emily the Strange que representaban de alguna forma ésa oposición entre lo oscuro/macabro con lo inocente/la niñez.
Mi conclusión es que éso que todas las lolitas llamamos Ita no es otra cosa que la influencia que tuvo la exportación del lolita en el estilismo gótico (El gótico influencia el lolita y luego el Gothic lolita lo influencia de vuelta). Siempre va a ser la visión gótica de la inocencia oscura, nunca va a ser lolita, por lo tanto no es Ita, es simplemente gótico.
(Distinto es la gente que lo usa diciendo que efectivamente es lolita, cuestión comprensible ya que aunque no son iguales se parecen y el gótico está mucho más arraigado que el lolita.)
Hoy quiero escribir de un tema que me lleva algún tiempo rondando la cabeza, es uno de esos temas que no me gustan pero que por desgracia entiendo que la gran mayoría de la sociedad se comporta así.
Casi todos tendemos a extrapolar nuestra impresión de un individuo al grupo al que éste corresponde: si un médico es desagradable tendemos a pensar que todos los médicos lo son, un ejemplo que se me ocurre así rápidamente. Resumiendo, que nos formamos ideas de todo un colectivo sólo por el comportamiento de una persona.
Primero y principal detesto la idea de “grupo” tal como se tiene en cuenta en éstos criterios porque es colgar una etiqueta a alguien para que encaje dentro de un sistema de valores preconcebido, pero entiendo que esta forma de comportamiento ayuda al colectivo a “evolucionar” y que aunque no me gusta tiene su función.
Habiendo establecido ésta idea general, pasamos a la particular del lolita, que para empezar es algo “raro” en nuestra sociedad (entiéndase por raro la definición de la RAE de que no es algo que se dé mucho en el entorno, no que sea algo malo) y como tal, si ya como parte de un grupo estamos sujetos a éste fenómeno, como miembros de un grupo raro inmediatamente todas las lolitas nos convertimos en ejemplos que todos tomarán como referencia en su futuro trato con otras lolitas, doble presión vaya.
Sé que no soy la primera ni la única a la que le disgusta ésta idea, pero lamentablemente es así, en el momento que salimos a la calle se asociará la idea de lolita con nuestro comportamiento. Hay quien se para y cuando la gente cuando le pregunta sobre su atuendo le habla del lolita y la subcultura pero pienso que no siempre hay que hacer ésto.
A mí, la presión de que mis actos representen inmediatamente a todo el colectivo de lolitas me mata, soy creo de los peores ejemplos de lolita posible; ni me arrepiento de ello ni pienso que las lolitas no deban comportarse de determinadas maneras, somos personas por encima de todo, pero éso lo sabemos nosotras, para el resto podría suponer pensar que todas las lolitas se comportan como yo; por eso nunca hablo del lolita con nadie de la calle. Si me preguntan por qué me visto así simplemente digo porque quiero o me apetece, o de qué voy vestida les digo que de “yo misma”, y a mi parecer no deberíamos soltar tan alegremente a cualquiera eso de “se llama lolita y es una subcultura japonesa”, el desconocido a mi modo de ver debe de presentar un interés real y un poco de respeto y amabilidad, así medianamente se puede dilucidar que es una persona que no tiene por qué necesariamente extrapolar su experiencia contigo con otras lolitas, que no será alguien “prejuicioso” para con otras personas que forman parte del colectivo.
A la misma vez trato de decir también a las personas que somos “alternativas”, y a todas las personas en general, que no sean prejuiciosos a su vez, y que no extrapolen su experiencia con alguien a todo un colectivo.
Recientemente he estado sumergiéndome un poco en el mundo de la psiconáutica; fue un encuentro bastante casual descubrir éste termino y sus practicas derivadas, pero conforme he ido leyendo sobre el mismo no podía dejar de pensar en su similitud con el Lolita, hasta el punto de llegar a preguntarme ¿Son las Lolitas acaso un tipo de psiconautas?
En primer lugar ¿Qué es la psiconáutica? Se refiere sobre todo a los métodos de aquellos investigadores que utilizan un estado alterado de conciencia inducido para llegar a comprensiones más profundas de si mismo con motivo espiritual o científico.
Sus similitudes
Hay muchas formas de conducir a la mente a éste estado propicio (alucinógenos, meditación, hipnosis, y un largo etcétera) pero el que nos atañe con respecto al Lolita es el ritual.Ritual: Serie de acciones realizadas por su valor simbólico, basadas en una religión, ideología, creencia, tradiciones, etc. Aunque se pueden confundir con una acción cotidiana, son acciones relacionadas a creencias y por lo tanto, acciones especiales, aunque se practiquen a diario.
Tomando ésta definición de la palabra vemos que el Lolita se compone de rituales que expresan nuestra visión del mundo a través del arte y la estética, sea cual sea el significado que cada una encuentra tras ellos (lucha por el feminismo, por la vuelta de la cultura, etc.) todas los realizamos más o menos a menudo; ésa Lolita que está planeando su coord, escribiendo un tutorial para ayudar a la comunidad, o preparándose para salir de casa: Cada movimiento, cada palabra, cada elección están meditados tomando en consideración los “guiones” o “directrices básicos” del Lolita y el gusto particular de cada una medidos para que encajen en la perfección.
Estado alterado de la conciencia: Ya desde el principio las Lolitas tenemos una visión distorsionada de la realidad pues consideramos como “buenas” o “bellas” cosas que la sociedad en general mira con rechazo, ya sea en oriente o en occidente. Mediante el ritual como ya he dicho es como la Lolita accede a su estado de conciencia propicio para el análisis (aunque sólo sea un análisis de “que bien montado esta ese coord”).
El análisis: Entonces es cuando surgen las cuestiones filosóficas y estéticas primordiales que llevan a lo que es el Lolita y a como ha evolucionado y evolucionará condicionado por las personas que lo integran: ¿Qué significa vestir así? ¿Por qué yo me encuentro bien haciéndolo? Es fundamental en la psiconáutica abrir la mente por completo a éstas conclusiones y adaptarlas a nosotros cuando provienen de fuera y el Lolita es exactamente igual; ya sea en ideología, estética o filosofía, solo podemos sumergirnos realmente en él cuando tomamos los patrones básicos y los ajustamos a nuestro propio modo de pensamiento.
Fin del viaje: Como con casi todo en la vida, la experiencia psiconáutica se considera un viaje, comenzamos desde cero, sorteando obstáculos y cuando llegamos al final es momento de mirar hacia donde estábamos y darnos cuenta de cuánto hemos avanzado. En el Lolita es súper común ver preguntas del tipo cuándo empezaste y cómo; imagino que es una condición implícita en el hecho del paso del tiempo, pero más allá de esto recordad como se dice siempre (o se decía) aquello de “Uno simplemente no deja el Lolita, porque es la exteriorización de los gustos de la persona, así que es muy improbable que esto pase” se asume que el “Viaje del Lolita” te cambia, no eres el mismo antes y después, y precisamente ésta es la gran meta de la psiconáutica.
Influencias psiconáuticas en el Lolita: Habrá muchas otras, pero me quedo con dos principales